domingo, 13 de diciembre de 2009

DE OKLAHOMA A TEXAS

Nada es para siempre, ni siquiera el lejano oeste, que un día dejó de serlo y se nos mostró cercano y accesible. De todas formas, antes de que el hombre blanco descubriera que bajo los yermos territorios que unen Oklahoma y Texas se encondían cantidades ingentes de petroleo, se escribió durante siglos la más grande epopeya de la que jamás se tuvo conocimiento: la que narraba la historia del hombre contra su propia existencia, la que mostraba sin rubor la contienda entre el ser humano y sus semejantes bajo el imperio de la pólvora y el winchester. Aunque no hace más de 150 años de eso, insisto, nada es para siempre, sobre todo desde que los vaqueros se afeitan y llevan camisa blanca.
Creo que Piterbilt, en el fondo, también echa de menos aquéllos años, aunque sin duda no le tocó vivirlos. Le entiendo perfectamente, porque a mí tampoco me gusta que se haya sustituido el whisky y la zarzaparrilla por el baylis y la coca-cola; no puede ser que donde se masticaba tabaco, ahora no se pueda ni fumar un cigarrillo en la calle; que donde las mujeres tenían un matojo inaccesible, ahora presuman de triangulito brasileño. No señor, nos estamos equivocando en algo. Menos mal que todavía hay gente que no puede disimular una sonrisa orgullosa cuando oye canciones como estas. Señores, la epopeya no ha terminado, hay quien sigue teniendo el colt como norma y la pólvora como justicia, es la ley del más rápido (¡¡¡¡¡IIIIIIIJJJJJJAAAAAAAA!!!!!).

http://www.youtube.com/watch?v=AQTH3a0mjR8&feature=fvw
http://www.youtube.com/watch?v=9iteRKvRKFA&feature=related

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