Amigos, tengo que admitirlo, porque el miércoles va a haber un cachondeo épico a mi costa: ayer por la noche me apreté una pera de impresión. Casi que me muero de la risa (los demás también, "pa" chasco) pero es que, como preveo mofa la semana que viene, prefiero reconocerlo en este momento y explicar con detalle cómo ocurrió:
Fue en el trayecto entre un garito y otro; íbamos haciendo el gamba (TODOS) y armando una escandalera de cojones (voces, gritos, que mira esa que frío va a pasar, ese culito que no pase hambre, y todas esas cosas). Fue en ese momento cuando se me ocurrió marcarme una arrancada de 10 metros escasos, estilo Usain Bolt. Bien...vale...admito que desde la primera zancada sabía que iba a terminar en el suelo, ¡qué hostión!, de nada sirvieron mis esfuerzos por intentar recomponer la figura a medida que la cara se iba acercando más y más al asfalto, todo fue un querer y no poder, nunca me habían pesado tantísimo los huevos, no podía con ellos (¡menudo escroto!), la cabeza no parecía entender la dimensión de mis gónadas en ese momento y pedía correr más y más rápido; pero mis piernas no daban para más, se fueron quedando atrás, mientras la cabeza exigía y exigía, así hasta que las piernas dijeron ¡a la mierda!. Mítica la frase de Rubén: "qué cabrón, si se ha tirado en plancha" (no, no me tiré).
domingo, 6 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario